Una semana más donde continuar ultimando nuestra temporal despedida, que abarcará un prudencial periodo adaptativo a una situación que presuponemos desbordante, haciendo para ello recopilación de visitas e inquietudes.
Una semana más arrebatado interiormente por pensamientos que ya indiscutiblemente me conectan con un suceso maravilloso que irrumpirá en nuestras vidas como una impetuosa y dulce tempestad. Muy pronto habremos de realizar un paréntesis en nuestra producción cultureta y, aun a riesgo de parecer algo afectado, mi corazón os hablará de los sentimientos que la feliz causa de tal hecho me provoca.
Los Oscar nos han vuelto a sorprender, lo que ya nos parecía casi imposible, de un modo ciertamente desagradable, precisamente en una de las entregas que presumíamos memorable para todos aquellos amantes del gran cine.
Una semana más atrapado por toda una serie de reflexiones que me conducen, a veces totalmente a ciegas, hacia territorios no por más asiduamente explorados menos sorpresivos. El mundo de los deseos, de lo imaginario como satisfacción utópica pero supuestamente alcanzable, confrontado de forma directa con el universo de la realidad, de las barreras...
Una semana más nos vemos a nosotros mismos instalados en la duda metódica cartesiana, aquella capaz de recorrer los tortuosos senderos de la incertidumbre, del escepticismo también, para tratar de aproximarse cada vez más a la fuente original de toda certeza.
Una semana más con la mente activada gracias a las inquietudes que nos viene provocando la enigmática e intrincada relación que acostumbran a mantener de continuo el tiempo que fue, el que es y el que tal vez será, lo cual no resta ni un adarme de interés a lo que podría constituirse en una fenomenológica suspensión de la sucesión de los momentos a la caza, siempre sin ánimo de dolo...
Una semana más en que nos es otorgado el privilegio de interrogarnos acerca de cuestiones de difícil tratamiento y peor solución. Mis pensamientos pulsan los macillos que activan aquellas sensaciones que me predisponen a conectar con diferentes universos imaginarios.
Una semana más indagando escenas y casualidades que pueden conducirnos, o no, hacia inciertas zonas de reflexión, capaz ésta de arrojar alguna luz, o no, sobre la procedencia causal de tales encuentros o desencuentros. No, no es mi intención caer presa de un cargante ergotismo para demostrar tal o cual teoría, no tendría sentido en un espacio tan minimal y reducido.
Una semana más abiertos a especulaciones que nos han de conducir a través de los tortuosos senderos de la memoria. Espacios n-dimensionales que se amplían al entrar en leve contacto con un olor, con un sabor, con la presencia súbita de un flash-back no intencionado, mientras que otros se obturan provocando que ciertos rostros y determinados sucesos sean preteridos o subrogados.
La memoria, como una danzarina barquilla fijada en el áncora del más allá de los recuerdos, me conduce hacia lugares remotos en directa continuación con lo iniciado la semana anterior. Es complicado situar el inicio de ciertos acontecimientos, y más aún su desarrollo detallado, si con ello lo que en realidad se pretende es establecer una génesis objetiva para lo que luego viene a constituirse en diferentes líneas de fuga.
Es hora de recomenzar lo que fue interrumpido, momentáneamente interrumpido, por la llegada de la esperada manifestación, epifanía, de un misterio que hoy por hoy sigue siendo tan oscuro e impenetrable como hace más de dos mil años.
Al final de nuestra doceava porción arqueológica, y tras haber examinado con detenimiento la simbología oculta en los lienzos más famosos del maestro Sandro Botticelli de la mano del gran pensador ...
¿...Por qué proseguir sin hacer un pequeño alto en el largo camino y cuestionarnos acerca de un fenómeno tan controvertido como el de la "Belleza"?