SOSLAYA, COLECCIONA, MIRA, EVOLUCIONA Y RÍE

Bueno, una vez que el Brasa ya ha logrado birlar la Liga haciendo el paripé en su partido contra el Levante (lamentable empate amañado), ya podemos pasar de felicitar a un campeón tan indigno (vale, dejémoslo en fraudulento) y centrarnos en cosas más importantes. Como coleccionar. Para lo cual no debéis olvidar que El Páis sigue pegando fuerte los domingos con nuevas entregas de cine y una colección dedicada a Grandes Batallas de la Historia (comenzó la semana pasada con “Termópilas”, combate en que se inspira la execrable y nunca lo suficientemente denostada pseudopelícula “300” del otrora prometedor Zack Snyder). Y hablando de cine, ¡¡grandes noticias nos llegan desde Cannes a propósito del estreno de la última obra del maestro Allen!! Teniendo la suerte de disfrutar del esperadísimo estreno de “Medianoche en París” en nuestro maltrecho, desleído y atribulado país -situado ahora en plena efervescencia electoralista y manipuladora-, ¿quién se resistiría a degustar un manjar cinéfilo tan exquisito?  Yo no, voto a bríos, pero no lo haré en blanco, pues la alternativa al bipartidismo existe y ha de materializarse tarde o temprano en un nuevo y más que deseable (des)equilibro político capaz de abrogar por completo la LOGSE (Ley de Oprobio General contra la Sociedad Española).

Pero no, tranquilos, no me pondré todavía las gafas anaglifo hasta el estreno de la segunda parte de Avatar, porque pienso esta vez hacer el experimento tratando de establecer una correlación de Pearson entre: a) visión 3D, b) película de ínfima categoría y c) regresión autoinducida.  Si se confirma mi hipótesis tal vez logre que me la publiquen en el Diez Minutos junto a la boda o infidelidad de algún famoso, lo que me lanzará definitivamente hacia el efímero estrellato científico. Pero hasta que tal hecho se produzca y pueda, por ende, comenzar con el plan destinado a destruir la telebasura sin dejar rastro, ni huellas, nada mejor que ir preparando el terreno con una excelente sesión de cine encabezada por una obra maestra actual, la poderosa, conmovedora, durísima y profundamente humana “Ciudad de vida y muerte” del realizador  chino Lu Chuan (2009), y concluyendo con la no menos magistral “Adiós a mi concubina” del también reputado director chino (que bajó no pocos enteros cuando prostituyó su talento en la corte hollywoodiense), Chen Kaige. ¿Alguien se imagina lo que me deberá la humanidad y animalidad española cuando la programación telebasurienta se transforme en algo mucho más aseado y digno, optando por sustituir el putrefacto “Sálvame” o la hedionda “Noria” por películas de semejante calibre? ¿Alguien duda de que el partido evolucionario (sin R) que pienso fundar será la llave para la futura gobernabilidad del país? Tengo claras las designaciones para las carteras de Cultura, Deporte, Educación y Sanidad. Nuestro reinado informático, filológico, sarcástico, musical, cinéfilo, filosófico, místico, poético, literario y profundamente blanco no tendrá fin. Y que nadie se me despepite por este increíble proyecto porque los obstáculos que los poderes fácticos van a poner en nuestro camino serán incontables. ¿O alguien lo duda? Por si acaso, y mientras tanto, nada mejor que afrontar el reto con buen humor y humor del bueno, el que sin duda representan dos auténticos gigantes de la interpretación como Javier Cámara y Julián López en la nueva serie que ambos protagonizan, Los Quién, una inspirada y entretenidísima sitcom que repite otras fórmulas de éxito con indudable solvencia cómica. El estreno está siendo todo un éxito y ya nos ha dejado momentos inolvidables, como el del concurso “La juventud baila” donde uno tiene necesariamente que parar la reproducción para evitar que la risa descontrolada le impida perderse algún matiz de la hilarante y brillante composición. Si todavía queda algún rezagado o rezagada, ¿a qué espera para ponerse al día y verla cuanto antes?

Y hasta aquí puedo escribir. Sed buenos, empapad vuestra límpida mirada de cine coreano y español, rezad por el Manchester y echaos al coleto un buen plato de pisto manchego, en mi caso mucho más eficiente que la melatonina.