Encuentro Digital con Álvaro Carrillo de Albornoz

Lo primero es concienciar al hotelero de las oportunidades de ahorro que existen en sus establecimientos, para que sean capaces de empezar a actuar al respecto. Con la crisis económica la innovación no es una opción, supone nuevas oportunidades de negocio y/o de ahorro. En tiempos de crisis es cuando diferenciarte del resto e innovar aporta mayores beneficios.

Buenas días Carlos. Las empresas de servicios energéticos llevan ya muchos años funcionando en otros países con gran éxito, y existen diferentes tipos de contratos de servicios energéticos en función de tus necesidades. De momento hay prudencia en el sector a firmar contratos de esta índole. Aún así ya existen numerosos casos de éxito. El ITH apuesta firmemente por este modelo, como vía de financiación para acometer las medidas que requieren mayor inversión. La monitorización de consumos y ahorros es algo de lo que se ocupan las propias ESE´s ya que es de donde recuperan la inversión realizada, lo que garantiza una correcta medición.

Los clientes son parte fundamental de la política de ahorro energético en un hotel. El cliente tiene que ser consciente de que el lujo no significa derroche y que se pueden aplicar medidas de ahorro energético sin disminuir el confort. El cliente se debe de implicar a la hora de exigir que estas prácticas sean efectivas y por tanto, seleccionar su alojamiento en función de la sostenibilidad del mismo. El establecimiento es el único responsable de llevar a cabo las medidas de ahorro necesarias a la hora de proveer de energía y agua a sus clientes.

Desgraciadamente, aun hay pocos establecimientos que puedan ser considerados sostenibles o eficientes, por tanto, este concepto hoy en día se debe utilizar como factor de diferenciación para los que han llevado a cabo prácticas innovadoras en esta área, que atrae a un público preocupado no por el precio, sino por el impacto medioambiental de sus experiencias turísticas. La sostenibilidad y eficiencia en un establecimiento no solo no debe encarecer los precios sino que a medio plazo debería ayudar a reducirlos puesto que ocasiona ahorros para el hotel.

Los hábitos están cambiando porque el turista cada vez es más exigente y busca alojarse en aquellos establecimientos que le ofrezcan “experiencias”. Por tanto, en el sector hotelero se debe apostar por la innovación y la diferenciación para ser más competitivos y responder a las nuevas expectativas del cliente. Es obvio que hay negocio para todos aquellos que sepan aplicar estos principios, independientemente del segmento al que dirijan.

Queda un gran camino por recorrer para los establecimientos hoteleros en materia medioambiental. En la gran mayoría no hace falta implantar los “últimos” avances tecnológicos, sino incorporar prácticas sostenibles, por ejemplo cambiando ciertos hábitos de los empleados en cuanto a ahorro energético y reciclaje. No obstante, las tecnologías que más se están utilizando en el sector son todas aquellas relacionadas con la iluminación (como por ejemplo este hotel en el que estamos, que ha cambiado todas sus bombillas por LEDs más eficientes.), climatización (renovables, calderas eficientes, etc.) y las que afectan al ahorro de agua (reutilización, aguas pluviales, etc.)

De momento no hay ninguna legislación que obligue a nada, pero, en unos años, habrá directivas europeas que obligarán a los hoteles a tomar medidas de eficiencia energética, y los que no hayan actuado sobre esta materia deberán ponerse al día de golpe. Para el hotelero, actualmente, el mejor motivo para tomar medidas en esta área es el ahorro económico que supone a corto y medio plazo. Además, desde la Administración se incentiva constantemente la mejora de los equipos e instalaciones energéticos, mediante subvenciones y financiación a las energías renovables, especialmente el IDAE, que ha puesto en marcha programas específicos en este sentido.

Es importante empezar con la concienciación del personal del hotel. Deben mejorarse los sistemas de climatización por otros más eficientes, aprovechar el sol para calentar agua, una buena envolvente térmica, implantar iluminación eficiente, el ahorro de agua, el uso de gas natural como combustible en lo posible, pero en general cualquier medida de ahorro es importante en el contexto actual.

No derroches agua caliente, no enciendas luces innecesarias, no eches a lavar las toallas si no hay necesidad de hacerlo…

Siendo algo conservadores, tan sólo con un 10% de la energía consumida en el sector, se puede hablar de 600GWh al año. Eso equivale aproximadamente al consumo anual de una ciudad de cien mil de habitantes.

No es un problema de tiempo sino que depende de la voluntad del sector para llevar a cabo las reformas. Si hubiera voluntad, en unos pocos años podríamos tener un sector hotelero muy eficiente, porque soluciones de ahorro existen y son viables económicamente.

No existen bonificaciones por parte de las administraciones públicas. Es el propio hotel el que debe buscar como sacar partido de sus residuos y rentabilizar el reciclaje. De hecho, ya hay casos de hoteles y cadenas que están desarrollando iniciativas en este sentido, como puede ser reciclaje de corchos de botella para aislamiento o la generación de compost a partir de residuos orgánicos.

El uso de la climatización es un punto relevante a la hora de concienciar al cliente, intentando no subir o bajar la temperatura fuera de unos límites de confort, ni abrir las ventanas cuando está en funcionamiento. El gasto de agua es otro de los puntos donde el cliente tiene capacidad de decisión.

El RITE no hace distinciones específicas entre edificios hoteleros y los que se destinan a otros usos; en cualquier caso, fomenta la instalación de paneles solares en edificios, tanto en viviendas como en hoteles de nueva construcción.

Muchas gracias a todos por enviar vuestras preguntas y por seguirme en el encuentro digital. Hasta pronto.