EL REAL MADRID SIGUE ENGANCHADO A LA LIGA TRAS CONSEGUIR UNA IMPORTANTE VICTORIA EN EL CALDERÓN

Cuidado con la que se está montando tras el derbi madrileño. ¿Cómo alguien puede justificar cánticos denigratorios y racistas contra jugadores del equipo contrario? ¿Provocan los gestos de Cristiano? Solemne tontería. Es bien sabido por todos que uno puede interpretar cualquier gestualidad del modo que mejor se adapte a sus opiniones y actitudes preestablecidas. Es evidente que Cristiano no puede dejar de ser el jugador que es. ¿Por qué un gesto técnico, una maravillosa “espaldinha”, o unos toques sublimes pueden ser tomados por conducta denigratoria hacia el rival? Cristiano no hace ese tipo de excelencias para humillar a sus contrincantes sino todo lo contrario, más bien para ofrecerles una degustación con la que paliar el resultado adverso que están sufriendo a manos de uno de los más grandes jugadores de fútbol en activo. La frustración por la derrota no debería ser nunca justificación para insultos tan lamentables como los vertidos por ciertos sectores del Calderón contra jugadores del Real Madrid, pues Marcelo también se llevó lo suyo. Que quede clarinete: el modus procedendi de un jugador habilidoso y talentoso nunca, repito, nunca puede  o nunca debería hacerle acreedor del odio desmesurado proveniente de una afición rival.

Pero tampoco hay que echarse las manos a la cabeza. Mucha gente ve el fútbol con los ojos de la ira y de una forma tan parcial que son incapaces de reconocer la excelencia aunque esté delante de sus narices. Y no pocos acuden a los terrenos de juego a vomitar toda su alienación cotidiana, su vacía existencia o su renuncia constante o su incapacidad permanente o vaya usted a saber qué, en forma de insulto miasmático dirigido contra los que considera enemigos naturales e irreconciliables. Lamentable situación que necesariamente tendría que saldarse con fuertes sanciones para los clubes que alientan o toleran semejantes manifestaciones como formas normales de expresar la emoción y la ligazón de los colores, pero entendiendo también que la masa es alienante del individuo en sí misma, que puede provocar reacciones y conductas que cada sujeto repudiaría en solitario al someterlas a una mínima reflexión consciente, y que lo importante es mantener unos niveles de catarsis adecuados, capaces de mantener a raya una furia que surge de las profundidades del negro corazón humano. Por eso el Madrid viste de blanco.

¿El partido en sí? El Atlético mereció más, o no, porque el fútbol consiste en meter goles y el portero no es un jugador accesorio en un equipo, es absolutamente fundamental para conjurar el peligro, y Casillas, alejando el sopor de sus últimos encuentros, se puso manos a la obra y le amargó la noche a un Agüero muy incisivo, que junto a Reyes es lo mejor de un Atlético de Madrid siempre peligroso e impredecible. Tampoco un empate  hubiera sorprendido al respetable, pero también hay que tener en cuenta los condicionantes madridistas, que venía de disputar el partido de Champions contra el Lyon, con Cristiano mermado y el equipo realmente cansado. Ganó sin pisar el acelerador y en buena medida gracias a la calidad que atesoran sus jugadores. Lo difícil está por llegar.

¿Cómo? En efecto, el abrasivo Barcelona, el superwaka Brasa, lo pasó muy mal para sacar un empate de su encuentro contra un desangelado Getafe, ¡¡y en el Camp Mou!! Así que todavía podemos esperar un tropiezo milagroso que dé más emoción a un Liga que ya parecía resuelta hace unas cuantas jornadas.

La última charla que he tenido con nuestro querido y admirado Antonio Fernández me ha rebajado bastante las expectativas con relación a las competiciones del KO, y me las ha subido respecto a nuestras opciones ligueras. Así que, ¿por qué no seguir soñando con un título maravilloso que nos salvaría la temporada? Mou ¡¡por Dios!! Lee nuestros comentarios y plantea la final de Copa con la estrategia que a buen seguro te dará auténticas opciones de triunfo. Si tienes alguna duda, escríbenos y quedamos a comer para discutirlo. Eso sí, pagas tú.

FÚTBOL CON ANTONIO III