EL MADRID LOGRA UN TRIUNFO BALSÁMICO FRENTE A UN VICTIMISTA VALENCIA

El Madrid toma aliento. El partido contra el Valencia era verdaderamente una prueba de fuego tras el mayúsculo descalabro sufrido durante el pasado enfrentamiento contra el eterno rival, cuyo resultado como todo el mundo sabe o debería saber a estas alturas del campeonato no fue nada bueno para los intereses madridistas. Colocado a dos puntos de distancia, el asperjador conjunto azulgrana no tuvo excesivos problemas para sacar los tres puntos del estadio del Osasuna, a pesar de la batalla bien plantada por el equipo entrenado por el macho Camacho y de la inevitable guardiolada de turno, que en puridad tendría que haberle costado los tres puntos sin la disputa del partido. Por desgracia ya estamos acostumbrados a este tipo de acontecimientos, y la imagen ofrecida por la Federación no redunda precisamente en su beneficio ni en el de la Liga profesional de Fútbol.

Así que el Madrid hizo lo que tenía que hacer, encomendándose a su dios particular, un grandioso, enorme, inconmensurable CRISTIANO (su maravilloso taconazo que acabó en el palo bien vale un partido), y sufrió para llevarse la victoria frente a un Valencia bien asentado en el terreno de juego que vio mermadas sus fuerzas tras la dudosa expulsión de Albelda, lo cual no justifica en absoluto las posteriores y lamentables declaraciones del jugador, que por lo visto no tuvo en cuenta el flagrante penalti cometido sobre Di María y escatimado al conjunto blanco en una jugada de clarísima ocasión de gol. El Madrid mereció la victoria, y la buscó sobre todo en el segundo tiempo, abandonando el trivote inicial (Lass-Kedhira-Alonso) que Mourinho muy acertadamente utilizó para alejar el peligro de la portería de Casillas aun a riesgo de perder ocasiones de peligro. La intención era muy clara desde el principio: no permitir que el rival se adelantase en el marcador, conjurando así un hipotético desfallecimiento que hubiera dado al traste con los planes de recuperación diseñados por el estratega del Bernabéu. Todo salió a pedir de boca, tal y como fue previsto, y Cristiano finalmente largó dos incontestables zarpazos que hicieron las delicias del respetable, rendido lógicamente a su ídolo y coreando con fuerza el nombre de su equipo, ese en el que hay que seguir confiando para conseguir títulos durante la presente campaña. Higuaín es seria duda hasta que se aclare definitivamente la incógnita de su probable operación, pues en caso de realizarse habría que barajar una ausencia estimada de dos a tres meses, lo que haría necesaria la contratación de un delantero en el mercado de invierno o la confianza arriesgadísima (ojalá) en alguna prometedora perla proveniente de la cantera. Sea como fuere, este punto es crucial porque el gran Cristiano no siempre nos sacará las castañas del fuego, y el bueno de Benzema no es una garantía excesivamente fiable, bien que últimamente, si exceptuamos el naufragio colectivo en el Camp Mou, sus actuaciones han venido siendo determinantes en desenlaces de alta tensión.

Este es el camino a seguir. Lucha, competición, esfuerzo, sacrificio, sufrimiento y colaboración. El gesto de rabia de nuestro crack cuando su compañero no consiguió materializar su extraordinario envío es el mejor ejemplo de lo que digo. ¿Egoísta? ¡Ja!

En la otra liga destacan los triunfos del Villarreal, Español y Getafe, así como la derrota del Atlético de Madrid, de nuevo encadenando una malísima racha de resultados cuya tendencia a buen seguro sabrá revertir apoyado en el trabajo constante de Quique y un puñado de buenos jugadores comprometidos con la entidad. Ya se vio de lo que era capaz el equipo el año pasado, y la situación llegó a ser todavía más crítica cuando Flores cogió al equipo totalmente hundido. Como en el caso del Madrid, es preciso seguir confiando en lo que se tiene. ¿Qué opináis?